El gigante lechero chino Sanlu, en el ojo del huracán, empezó a recibir denuncias sobre los efectos de su leche infantil en diciembre de 2007, precisó la agencia oficial China Nueva, citando a fuentes de la investigación.
Sin embargo, la empresa no realizó ninguna prueba hasta junio de 2008, cuando supo que la leche contenía melamina -un producto químico utilizado en la fabricación de pegamentos, de plástico y de resina-, y no informó a las autoridades hasta el 2 de agosto, según la agencia.
El asunto, destapado hace un par de semanas, ha ido tomando proporciones gigantescas, con unos veinte fabricantes de productos lácteos incriminados y decenas de miles de víctimas.
Unos 53.000 niños tuvieron que ser atendidos en China por haber tomado leche adulterada con melamina, sustancia que se agrega a los alimentos para aumentar su tasa de proteínas y hacer artificialmente que parezca más elevada.
Unos 13.000 niños permanecían hospitalizados el lunes, 104 en estado grave. Cuatro niños fallecieron como consecuencia de problemas renales.
La negligencia del grupo Sanlu, con base en Shijianzhuang (provincia norteña de Hebei) se vio agravada por la dejadez de la administración local: los responsables oficiales informados a principios de agosto omitieron transmitir la información a las autoridades superiores durante más de un mes (hasta el 9 de septiembre).
"Violaron las reglas relativas a los incidentes graves en el ámbito de la seguridad alimentaria", dijo la agencia, citando al "equipo de inspección enviado por el Gobierno".
El escándalo se destapó el 11 de septiembre cuando Sanlu admitió públicamente problemas con sus leches en polvo.
A partir de ese día el escándalo ha ido cobrando cada vez más amplitud, al aumentar el número de niños afectados, así como el número de empresas implicadas, que ya son más de una veintena.
Además, posteriormente se conoció que el problema no afectaba sólo a las leches infantiles, sino a muchos otros productos lácteos o que contienen leche como bombones, helados y galletas
La psicosis ha traspadado las fronteras asiáticas después de descubrirse restos de melamina en exportaciones lácteas chinas, sobre todo hacia países pobres de Asia y Africa.
Italia ordenó reforzar los controles de los productos provenientes de China tras el escándalo de la lecha infantil adulterada con melamina.
La Comisión Europea pidió a los países de la UE que refuercen sus controles en las fronteras.
China es regularmente acusada de que sus productos alimenticios y farmacéuticos son de mala calidad o tóxicos, que sus juguetes contienen sustancias pelogrosas, como plomo.
El presidente chino, Hu Jintao, y el primer ministro chino Wen Jiabao, prometieron esclarecer el asunto.
La presidenta de Sanlu, Tian Wenhua, fue destituida la semana pasada y detenida para ser interrogada, igual que cierto número de responsables políticos locales como el secretario del Partido Comunista de Shijiazhuang, Wu Xianguo.
El responsable de la Oficina de Control de Calidad, Li Changjiang, dimitió el lunes.
Sin embargo, un experto citado por el China Daily, Chen Junshi, aseguró que este organismo es sólo una de las, al menos, seis administraciones gubernamentales que comparten las tareas de control, sin que las responsabilidades estén siempre bien definidas.
"Si los mecanismos de control no se reforman, es muy probable que estallen aún otros escándalos", advirtió Chen al diario chino.