Los cánceres de piel benignos serían una 'señal de alerta'
Las personas que han tenido una forma normalmente no letal de cáncer de piel corren el doble de riesgo de desarrollar otros tumores más graves, informaron investigadores estadounidenses.
Las personas que han tenido una forma normalmente no letal de cáncer de piel corren el doble de riesgo de desarrollar otros tumores más graves, informaron investigadores estadounidenses.
El equipo señaló que el aumento del riesgo es particularmente pronunciado en las personas más jóvenes y sugirió que quienes padecen estas formas leves de tumores cutáneos serían más propensas al cáncer en general.
"Al parecer, el cáncer de piel no melanoma, aunque no es una enfermedad letal, sería una señal de alerta de un mayor riesgo de padecer otros cánceres más graves", dijo Anthony Alberg, investigador de la Medical University of South Carolina en Charleston, quien dirigió el estudio.
La investigación fue publicada en Journal of the National Cancer Institute.
Los cánceres de piel que no son melanomas, entre los que se encuentra el carcinoma de células basales, afectan a alrededor de 1 millón de personas cada año sólo en Estados Unidos, según la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
"Es lejos la forma más común de cáncer", manifestó Alberg durante una entrevista telefónica. Pero estos tumores son de lento crecimiento y no causan daño si son removidos.
Estudios previos hallaron que las personas que padecen estos tipos de cánceres de piel corren más peligro de desarrollar melanoma, el tipo letal de tumor cutáneo.
Alberg expresó que su investigación sugiere que los tumores cutáneos que no son melanoma serían un factor de riesgo de otros cánceres.
Los autores analizaron datos de un estudio de 16 años de duración que comparó los riesgos de cáncer entre 769 personas que habían sido diagnosticadas con tumores cutáneos que no eran melanoma y 18.405 participantes que no tenían antecedentes de cáncer de piel.
"Las personas con una historia personal de cáncer de piel que no es melanoma eran dos veces más propensas a desarrollar nuevos cánceres comparadas con aquellas con antecedentes personales de cáncer de piel distinto al melanoma", indicó Alberg.
Esto se mantuvo aún después de tener en cuenta la edad, obesidad, los antecedentes tabáquicos, el nivel de educación, el tipo de piel y la exposición al sol.
En tanto, las personas que desarrollaron cáncer de piel a edad más joven, entre los 25 y los 44 años, corrían 2,6 veces más riesgo de padecer otra forma tumoral.
Alberg consideró que sus hallazgos sugieren que algunas personas tendrían una predisposición genética al cáncer de piel, que además estaría relacionada con el desarrollo de otras formas de cáncer.
El autor sospecha que esto tendría cierta relación con la capacidad del organismo de cada persona de reparar el ADN en las células cutáneas dañadas por la radiación ultravioleta del sol.