Un grupo de científicos en Estados Unidos lleva más de dos décadas estudiando a los llamados “superancianos”, personas mayores de 80 años con una memoria sorprendentemente joven y una capacidad cognitiva fuera de lo común. La investigación, desarrollada por el Programa de Superenvejecimiento de la Universidad Northwestern, busca descifrar qué hace que algunos cerebros resistan el paso del tiempo y conserven su vitalidad neuronal.
CEREBROS QUE DESAFÍAN LA EDAD
Los investigadores detectaron que los cerebros de los superancianos son anatómicamente distintos. Su corteza cerebral —clave en el pensamiento, el lenguaje y la memoria— mantiene un volumen cortical similar al de personas de 50 o 60 años, lo que sugiere una menor pérdida neuronal con la edad.
En particular, el giro cingulado anterior, una región vinculada con la motivación, la toma de decisiones y la empatía, muestra un mayor grosor cortical, incluso superior al de adultos mucho más jóvenes.
Además, presentan más neuronas Von Economo, células asociadas a las habilidades sociales y la resiliencia emocional. Esto coincide con un rasgo común entre los superancianos: su capacidad para mantener lazos afectivos y una actitud positiva ante la vida.
EL SECRETO DE SU MEMORIA Y RESILIENCIA
Los estudios post mortem revelaron que muchos superancianos poseen menos ovillos neurofibrilares y placas amiloides, estructuras que están relacionadas con el Alzheimer y otras demencias. Algunos, incluso, tienen cerebros casi libres de estas proteínas dañinas, mientras que otros las presentan, pero parecen ser inmunes a sus efectos.
Según la doctora Sandra Weintraub, líder del programa, esto demuestra una combinación entre resistencia y resiliencia neuronal. “Por alguna razón, los superancianos no fabrican esas proteínas al mismo ritmo o son inmunes a su daño”, explicó.
El estudio también halló una microglía más eficiente, es decir, un sistema de “limpieza cerebral” que elimina desechos sin generar inflamaciones, así como una mejor conservación de las neuronas colinérgicas, vitales para la memoria y el pensamiento.
¿PODEMOS CONVERTIRNOS EN SUPERANCIANOS?
A pesar de los avances, los científicos insisten en que no existe una fórmula mágica. La doctora Molly Mather, del equipo de investigación, señala que llevar una vida saludable —dormir bien, mantener vínculos sociales, hacer ejercicio y cuidar la salud mental— puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo, pero no garantiza un cerebro “superanciano”.
“La clave está en reducir los riesgos y aprovechar al máximo nuestras capacidades”, afirma. Los investigadores concluyen que los superancianos no solo son un fenómeno biológico, sino también una inspiración sobre la posibilidad de envejecer con plenitud, memoria y propósito.