El fin o el inicio del trabajo o los estudios conllevan a enfrentarse al caótico tráfico. Para muchos, el auto se convierte en el primer escenario de estrés de la jornada. No obstante, distintas recomendaciones apuntan a que la forma en que nos preparamos para conducir puede ser clave para reducir la tensión y mejorar el estado de ánimo desde el inicio del día.
ESTAR PREPARADO
Sentarse correctamente al volante no solo es cuestión de ergonomía, sino de salud mental. Ajustar asiento, retrovisores y volante permite reducir microtensiones musculares que, con el tiempo, se transforman en irritabilidad y fatiga. Una postura adecuada mejora la concentración y evita que el estrés se dispare en los primeros minutos de trayecto.
Otro consejo es salir de casa con diez minutos de margen. Este pequeño cambio otorga una sensación de control frente a los imprevistos del tráfico y evita conducir con la ansiedad de llegar tarde. Según especialistas, la anticipación es uno de los mejores “seguros antiestrés” al volante.
CLAVES CONTRA LA TENSIÓN
La respiración profunda es una herramienta eficaz para regular el sistema nervioso. Bastan tres inhalaciones y exhalaciones lentas para disminuir la frecuencia cardíaca y aclarar la mente en medio de un embotellamiento. De igual forma, relativizar los contratiempos ayuda a no convertir un retraso de cinco minutos en una catástrofe personal.
Reducir el ruido también juega un papel importante. Apagar la radio o elegir música suave transforma el coche en un espacio de serenidad y reflexión. Bajo esta mirada, el vehículo puede pasar de ser una trampa de estrés a un refugio móvil, donde construir rutinas de calma que acompañen mejor nuestro trayecto.