Investigadores descubrieron que tomar una siesta de 20 minutos, alcanzando la fase de sueño N2, eleva las probabilidades de tener un “momento eureka”. Este hallazgo ofrece una estrategia sencilla para mejorar la creatividad y la resolución de problemas en la vida diaria.
Un reciente estudio publicado en la revista PLOS Biology indicó que los “momentos eureka”, esos instantes en los que logramos comprender o resolver un problema de forma repentina, ocurren con mayor frecuencia tras una breve siesta. La investigación, realizada por científicos alemanes, incluyó a 90 participantes que realizaron una tarea visual antes y después de una siesta de 20 minutos mientras se les monitoreaba con un electroencefalograma (EEG).
EL PODER DE LA FASE N2 DURANTE LA SIESTA
Durante el experimento, el 70,6% de los participantes descubrió el truco oculto en la tarea visual después de la siesta. Sin embargo, aquellos que lograron llegar a la fase de sueño N2 mostraron resultados aún más impresionantes: el 85,7% de ellos tuvo su “momento eureka” tras despertar. En contraste, solo el 63,6% de quienes tuvieron un sueño ligero (N1) y el 55,5% de los que permanecieron despiertos pudieron hallar la solución al problema planteado.
El investigador Nicolas Schuck explicó que una siesta corta puede ayudar a establecer conexiones que antes no percibíamos, indicando que el cerebro, durante esta fase de sueño, organiza y procesa la información de forma más eficiente, favoreciendo la creatividad y la claridad mental.
ESTRATEGIA SENCILLA PARA POTENCIAR LA CREATIVIDAD
Los expertos recomiendan que la siesta dure aproximadamente 20 minutos, permitiendo al cerebro entrar en la fase N2, sin llegar a un sueño profundo prolongado que genere inercia al despertar. Esta estrategia no solo ayuda a recuperar energía, sino que también puede convertirse en una herramienta para quienes buscan resolver problemas complejos o generar ideas creativas en el trabajo o estudio.
El estudio refuerza la importancia del descanso breve y de calidad para potenciar nuestras capacidades cognitivas, demostrando que un simple cambio en la rutina diaria puede ser clave para desbloquear el “momento eureka” cuando más lo necesitas.