La natación no solo fortalece los músculos y mejora la salud cardiovascular, también puede ser la clave para mantener el cerebro ágil y resistente al paso del tiempo. De acuerdo con expertos internacionales, esta disciplina estimula regiones cerebrales de forma única, fortaleciendo la cognición, la memoria y la salud mental en general, lo que la convierte en un recurso preventivo contra el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.
CÓMO LA NATACIÓN MOLDEA AL CEREBRO
Según Seena Mathew, bióloga de la Universidad Mary Hardin-Baylor, el valor de la natación para el cerebro radica en su capacidad de activar simultáneamente ambos hemisferios cerebrales mediante movimientos cruzados bilaterales. Esta coordinación mejora la comunicación neuronal y fortalece los patrones neurológicos, lo que se traduce en mayor capacidad cognitiva.
Jim Cotter, de la Universidad de Otago, añade que nadar genera beneficios incluso después del ejercicio. Estudios han demostrado que esta práctica favorece el procesamiento visomotor, reduce los niveles de beta-amiloide (vinculada al alzhéimer) y estimula la producción del BDNF, una proteína clave para el crecimiento neuronal.
BENEFICIOS MENTALES Y EMOCIONALES DEL "EJERCICIO PERFECTO"
La natación también actúa como un regulador emocional. Favorece la liberación de endorfinas, combate el estrés y promueve el bienestar general. Además, al practicarse en posición horizontal, mejora el flujo sanguíneo hacia el cerebro, algo fundamental en la tercera edad, cuando la circulación se ve afectada por el envejecimiento natural del cuerpo.
Leena Shoemaker, también investigadora de la Universidad de Otago, resalta que nadar no solo es efectivo sino sostenible, gracias a su bajo impacto en las articulaciones. “Es el ejercicio perfecto”, concluye la doctora Mathew, no solo para mantener la forma física, sino para cultivar una mente fuerte, resiliente y longeva.