Baland Jalal tenía 19 años cuando vivió una de las experiencias más aterradoras de su vida. Despertó inmovilizado, sin poder hablar ni moverse, mientras sentía que una presencia siniestra lo oprimía. A sus 39 años, recuerda con claridad aquel episodio que lo llevó a estudiar lo que más tarde entendería como parálisis del sueño.
Este fenómeno, que afecta aproximadamente al 30 % de las personas en algún momento de sus vidas, ocurre en la transición hacia o desde la fase REM del sueño, cuando el cuerpo permanece paralizado para evitar que se actúen los sueños. El problema aparece cuando el cerebro recupera la consciencia antes que el cuerpo, lo que genera una desconexión momentánea que puede durar segundos o varios minutos.
Durante un episodio, algunas personas presentan alucinaciones visuales, auditivas o táctiles. En el 90 % de los casos, estas visiones son perturbadoras: figuras fantasmales, presencias hostiles o sensaciones de estrangulamiento. Según el investigador, la explicación va más allá de los sueños. El cerebro, al no recibir respuesta del cuerpo paralizado, inventa una narrativa para justificar esa desconexión. La baja actividad en la corteza prefrontal y una amígdala hiperactiva intensifican el miedo y hacen que las alucinaciones se sientan reales.
SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO
La parálisis del sueño no es peligrosa, pero puede ser síntoma de otros trastornos, como la apnea del sueño, el trastorno por estrés postraumático, la ansiedad o la narcolepsia. El estrés, la falta de descanso y los horarios irregulares también aumentan el riesgo. En casos más graves, se han utilizado antidepresivos para regular las fases del sueño y reducir la frecuencia de los episodios.
En busca de soluciones, Jalal desarrolló una técnica llamada terapia de relajación meditativa, con la que logró reducir la parálisis del sueño en un 50 % en un pequeño estudio. El método incluye cuatro pasos: reconocer que el episodio no representa una amenaza real, distanciarse emocionalmente, enfocarse en pensamientos positivos y mantener el cuerpo relajado sin intentar moverse.
Actualmente, Baland Jalal continúa sus investigaciones en Harvard, donde estudia los efectos de este tratamiento en un grupo más amplio.
