La agorafobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo intenso e irracional a estar en lugares abiertos o en situaciones donde la persona siente que no podrá escapar o recibir ayuda. Este temor puede llevar a quienes lo padecen a evitar multitudes, el transporte público, los puentes o incluso a permanecer en sus casas por largos periodos.
Según el portal Mayo Clinic, la agorafobia “hace que la persona tenga dificultades para sentirse segura en cualquier lugar público, especialmente donde hay grandes concentraciones de personas o en espacios desconocidos”.
Síntomas y efectos en la vida diaria
Las personas con agorafobia pueden experimentar una variedad de síntomas, que incluyen:
Miedo extremo a quedarse solas o en espacios abiertos.
Sensación de desesperanza y percepción de un ambiente irreal.
Ataques de pánico con síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, temblores, náuseas, hormigueo y sensación de desmayo.
Aislamiento prolongado para evitar exponerse a situaciones que generen ansiedad.
Estos síntomas afectan gravemente la vida diaria, limitando la capacidad de socializar, asistir a eventos, trabajar o realizar actividades rutinarias.
Posibles causas y tratamiento
Aunque aún no se conocen las causas exactas de la agorafobia, los expertos consideran que factores como la genética, experiencias traumáticas en la infancia, el entorno familiar y el estrés crónico pueden influir en su desarrollo.
El tratamiento varía según cada caso, pero suele incluir terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a la persona a enfrentar gradualmente sus miedos, y el uso de medicación en los casos más severos.
El diagnóstico se establece cuando la ansiedad y el miedo son desproporcionados en relación con el peligro real de estar en espacios abiertos o situaciones públicas.