La inteligencia artificial (IA) está revolucionando múltiples campos, y la medicina no es la excepción. Un reciente estudio de la Universidad de Stanford, publicado en JAMA Network, evaluó la capacidad de la IA, específicamente ChatGPT, para realizar diagnósticos médicos.
Los resultados fueron sorprendentes: el chatbot alcanzó un 90% de precisión en sus diagnósticos, superando a médicos humanos en algunas pruebas.
Resultados del experimento
El estudio contó con la participación de 50 médicos divididos en dos grupos: uno trabajó de forma independiente y el otro utilizó ChatGPT como herramienta de apoyo. Además, se incluyó un tercer grupo compuesto únicamente por la IA, sin supervisión humana.
Los resultados mostraron que el grupo independiente logró un 74% de precisión en sus diagnósticos, mientras que el grupo que trabajó con la ayuda de ChatGPT alcanzó un 76%. Por otro lado, el chatbot, operando sin supervisión, obtuvo un notable 90% de aciertos. Aunque estos datos son alentadores, los investigadores enfatizaron que se trata de una muestra limitada que requiere estudios más amplios y rigurosos.
Retos y desconfianza entre los médicos
A pesar de estos avances, muchos médicos se muestran escépticos frente al uso de la IA en diagnósticos médicos. Según el doctor Adam Rodman, citado por The New York Times, esta desconfianza radica en la falta de familiaridad con la tecnología y en cómo se utiliza. “Muchos médicos tratan a los chatbots como buscadores de Google, en lugar de proporcionarles toda la información del paciente para un análisis más preciso”, explicó Rodman.
Otro desafío clave es la necesidad de supervisión humana para evitar errores críticos. Aunque la IA ha demostrado ser una herramienta poderosa, su efectividad depende de su correcta implementación y de la colaboración con profesionales médicos.
Este estudio abre un debate crucial sobre el rol de la inteligencia artificial en la medicina: ¿puede la IA reemplazar a los médicos o debería considerarse solo una herramienta complementaria? Mientras la tecnología avanza, los expertos coinciden en que la ética y la precisión deben ser el eje de cualquier decisión futura.