La búsqueda de la felicidad a través de la alimentación es un tema recurrente en la ciencia y la cultura popular. Sin embargo, el científico social Arthur C. Brooks, profesor en la Universidad de Harvard, ha revelado que la clave para que la comida nos haga felices no radica únicamente en lo que comemos, sino en con quién lo hacemos.
Según Brooks, diversos estudios han demostrado que la compañía y el ambiente durante las comidas tienen un impacto significativo en nuestro bienestar emocional.
Brooks destaca que compartir las comidas con personas queridas, especialmente en familia, es esencial para experimentar sensaciones de felicidad. Esta afirmación se basa en encuestas realizadas a cientos de personas que reportan sentirse más satisfechas y felices al comer rodeadas de sus seres queridos. Esta dinámica puede explicar por qué, incluso en familias de bajos recursos con alimentos sencillos, las comidas pueden ser momentos de gran alegría y unión.
El entorno en el que comemos también juega un papel crucial. Un ambiente tranquilo y agradable activa áreas del cerebro relacionadas con el placer, potenciando las sensaciones positivas que asociamos con la comida. En contraste, comer solo o en un ambiente negativo puede disminuir estos efectos, independientemente de la calidad de los alimentos.
EL PELIGRO DE LA COMIDA CHATARRA
Aunque la compañía y el entorno son fundamentales, Brooks también subraya la importancia de una dieta saludable. Evitar la comida chatarra y los dulces refinados no solo es crucial para la salud física, sino también para el bienestar emocional.
Aunque estos alimentos pueden proporcionar placer momentáneo, a largo plazo pueden generar malestar y afectar negativamente la salud mental. Por ello, se recomienda optar por alimentos nutritivos y naturales, y cumplir con horarios de comida regulares.