Una investigación ha arrojado luz sobre la relación entre la amígdala cerebral y la capacidad de experimentar y reconocer el miedo. Según un informe de la BCC News, la paciente identificada como S. M. ha vivido sin reconocer el miedo debido a una rara condición conocida como enfermedad de Urbach-Wiethe, que provocó una atrofia bilateral en su amígdala.
Desde su juventud, la mujer nacida en 1965, ha sufrido crisis epilépticas, inicialmente atribuidas a un tumor cerebral. Sin embargo, estudios posteriores identificaron que las crisis eran resultado de la mencionada atrofia. Lo más notable es que la fémina no experimenta miedo ante situaciones que normalmente lo provocarían.
EXPERIMENTOS
Para investigar su condición, los científicos la expusieron a serpientes y arañas vivas, la llevaron a un recorrido por un hospital abandonado considerado como uno de los lugares más embrujados de Estados Unidos y le mostraron películas de terror. En todas estas situaciones, S.M. no mostró signos de miedo, sino curiosidad e incluso entusiasmo.
El estudio, dirigido por investigadores como Feinstein, Adolphs, Damasio y Tranel, también evaluó la reacción de S. M. a películas que inducen otras emociones, como asco o tristeza, donde ella sí respondió de manera típica. Esto podría indicar que su incapacidad para experimentar miedo es específica y no se debe a un déficit general en el reconocimiento o la comprensión emocional.
Este caso, publicado en 2010, es importante para entender la función de la amígdala en el procesamiento del miedo. La amígdala, una pequeña estructura en el cerebro, juega un papel fundamental en la forma en que percibimos y respondemos a los estímulos peligrosos, lo que facilita nuestras reacciones y adaptaciones a las amenazas.
Este estudio sigue abriendo caminos hacia una mejor comprensión de los mecanismos neurológicos detrás del miedo, lo que podría llevar a nuevas formas de tratamiento para aquellos cuyo miedo es incapacitante o irracional.
