El acto de fumar introduce más de 7000 sustancias tóxicas en el cuerpo humano, desencadenando hasta veinte tipos distintos de cáncer. Este nocivo hábito no solo afecta físicamente, sino también mentalmente, reduciendo la capacidad respiratoria, aumentando el riesgo de ataques de asma y contribuyendo al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente, 8 millones de personas pierden la vida debido al tabaco, ya sea como fumadores activos o como víctimas del humo de segunda mano. El Dr. Luis Mas, médico oncólogo, señala que, en el Perú, más del 70 % de los pacientes diagnosticados con cáncer de pulmón están en etapas avanzadas, disminuyendo drásticamente sus posibilidades de supervivencia. Destaca así la importancia de la detección temprana y el tratamiento oportuno en esta enfermedad.
“La pérdida de control sobre el consumo de tabaco es uno de los primeros signos que requieren atención médica urgente. Los fumadores a menudo experimentan dificultades para moderar su consumo, incluso cuando experimentan síntomas como problemas respiratorios o fatiga. A pesar de los conocidos riesgos para la salud, muchos continúan fumando debido a la percepción de que el tabaco alivia el estrés o facilita actividades cotidianas, lo que refleja una dependencia psicológica. Es importante buscar ayuda médica para evaluar si están lidiando con una adicción y puedan recibir el apoyo necesario para dejar de fumar”, comentó el Dr. Mas.
El tabaco es la principal causa de muerte evitable en el mundo y se estima que los fumadores tienen una esperanza de vida al menos 10 años menor que los no fumadores. Además, estudios recientes muestran que los niños y adolescentes que usan cigarrillos electrónicos tienen el doble de probabilidades de fumar cigarrillos convencionales en el futuro.
En última instancia, dejar de fumar puede ser una de las decisiones más saludables que una persona puede tomar, beneficiando tanto a su propia salud como a la de quienes le rodean. El Dr. Mas resalta que aunque históricamente el cáncer de pulmón solía tener un pronóstico desalentador, los avances médicos actuales ofrecen nuevas esperanzas, como medicamentos específicos y pruebas de detección precoz, que pueden mejorar significativamente las perspectivas de los pacientes.