Hay algunas actividades diarias que parecen inofensivas, pero con los estudios y avances de la ciencia, se descubren nuevos desafíos que debemos superar a fin de llevar una vida saludable y amable con el medio ambiente.
Un reciente estudio asoció dos compuestos químicos habituales en productos para el hogar al daño en unas células específicas del cerebro que podrían dar lugar a enfermedades como la esclerosis múltiple o los trastornos del espectro autista.
ESTUDIO
Científicos de la Universidad de Case Western Reserve, en Cleveland y especialistas de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) analizaron más de 1,800 sustancias químicas a las que pueden estar expuestos los seres humanos en su vida cotidiana.
Entre todas, identificaron dos tipos de sustancias químicas: los retardantes de llama organofosforados y los compuestos de amonio cuaternario, con un efecto dañino para los oligodendrocitos, que son un tipo de células cerebrales que generan aislamiento alrededor de las células nerviosas y la médula espinal.
El amonio cuaternario está presente en varios productos de cuidado personal y desinfectantes, los cuales se usan más frecuentemente desde que inició la pandemia del COVID-19 y las personas están más expuestos ellas.
En el caso de los retardantes de llama organofosforados se encuentran en materiales como plásticos, textiles, acabados de superficies y revestimientos y por lo que también se les encuentra en diversos artículos del hogar.