Con la llegada del verano, muchas personas optan por refrescarse en la piscina. Sin embargo, es importante estar consciente de que este tipo de espacios acuáticos pueden albergar diversos tipos de infecciones.
No solo los niños están en riesgo, sino que cualquier persona que entre en contacto con el agua contaminada puede sufrir consecuencias negativas para su salud. Es vital tomar medidas preventivas para disfrutar de un ambiente acuático seguro durante la temporada estival.
TIPOS DE INFECCIONES
- Infecciones gastrointestinales: Los síntomas más comunes son vómitos y diarrea. Para prevenir esta infección, es fundamental evitar ingresar al agua si has tenido diarrea en las últimas dos semanas.
- Problemas en la piel: Algunos parásitos pueden afectar la piel cuando nadamos en piscinas contaminadas. Un ejemplo es el parásito Esquistosoma aviar, que puede provocar una afección conocida como cercariosis cutánea, generando erupciones o salpullidos en la piel.
- Infecciones del oído: caracterizado por picazón, enrojecimiento y secreción de líquido claro y sin olor. Secarse bien los oídos después de nadar es importante para prevenir estas infecciones.
- Irritación ocular: Cuando los niveles de productos químicos en la piscina, como el cloro, el bromo y el ácido clorhídrico, no son los adecuados, pueden provocar irritación en los ojos e incluso una visión borrosa temporal.
- Infecciones respiratorias: Los síntomas pueden incluir congestión nasal, tos y dificultad para respirar.
¿CÓMO PREVENIR?
- No ingresar al agua si se ha tenido diarrea en las últimas dos semanas.
- Evitar tragar agua durante el nado.
- Secar adecuadamente los oídos después de salir del agua.
- Utilizar gafas de natación para proteger los ojos del cloro y otros productos químicos.
- Mantener una buena higiene personal, como ducharse antes y después de nadar.
