La tartamudez puede aparecer entre los dos y seis años de edad, cuando los niños están en pleno desarrollo del habla y lenguaje, siendo más frecuente en varones. Con una intervención a una edad adecuada, este trastorno de la fluencia verbal se puede solucionar en un gran porcentaje.
Según la licenciada Helga Solís Mujica, del Servicio de Patología del Desarrollo del Hospital Almenara del Seguro Social de Salud (Essalud), la tartamudez es un desorden neurobiológico del habla, con la falta de control con los bloqueos, repeticiones o prolongaciones en su discurso al empezar las palabras, sobre todo con la letra “t” o “l”, además repeticiones de silabas o de frases.
REACCIONES
Explicó que las personas que tartamudean presentan diferentes reacciones a nivel emocional que pueden deberse al momento de tener los bloqueos, presentando situaciones de ansiedad, nerviosismo e incluso utilizan movimientos corporales para poder mejorar su discurso.
Además, refirió que quienes que tienen la tartamudez constante presentan muchas dificultades para relacionarse con sus padres, pues los adultos evitan abordar la problemática de fondo y los niños evitan en el aula participar de manera oral.
En cuanto al ambiente escolar, un 5 % de niños empezará a tartamudear y de ese grupo el 80 % mejorará su desarrollo del lenguaje. Sin embargo, existe un 20 % que continuará con la tartamudez incluso hasta la adultez.
“Cada vez que tengamos un niño con estas características y bloqueos frecuentes en casa es necesaria la intervención de un especialista en el lenguaje para poder abordar de manera oportuna y dar la ayuda que requiere, no solo a nivel del niño o niña, sino también a nivel de la familia”, recomendó.
La licenciada Solís agregó que la intervención a la tartamudez, si viene acompañada de otros trastornos como dificultades para pronunciar o articular correctamente fonemas, tendrá un periodo más largo de duración y mayor complejidad para el abordaje y tratamiento.
TRABAJO INDIVIDUAL Y GRUPAL
El tratamiento debe ser llevado por un especialista en tartamudez, quien debe trabajar de manera individual y de manera grupal con la familia, promoviendo una aceptación de la tartamudez, disminución de la atención y disminución de la velocidad en el habla.
Por otro lado, el efecto ante cualquier tratamiento va ser positivo en el discurso del niño, manteniendo y mejorando la forma de expresarse o conversar gracias a técnicas que le ayudarán en el colegio, conversando con sus compañeros o con su familia.
Existen niños que continuarán tartamudeando incluso hasta la adultez, lo cual tiene una carga alta en los factores hereditarios (familiares directos como papá o mamá que tuvieron tartamudez). Por ello, es importante que la aceptación del niño se vea también comprometida con los miembros de su familia.
La especialista exhortó a los padres a asimilar al menor para dejar de creer que es un aspecto limitante en su desarrollo; solo así el entorno, sobre todo la familia y los compañeros de escuela, influenciarán en el crecimiento de todas las aptitudes que el niño o niña posee.