De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Anglia Ruskin (Inglaterra), en todo el mundo, los niños de 6 a 10 años aumentaron, en promedio, 83 minutos al día el uso de dispositivos electrónicos (tabletas, computadoras, celulares y televisores). Esta sobreexposición a las pantallas podría desencadenar algunos riesgos para la salud ocular.
“Cuando permanecemos mucho tiempo frente a pantallas, vamos a tener molestias visuales como visión borrosa, fatiga ocular, sensibilidad a la luz, dolor, escozor, sensación de arenilla dentro del ojo, visión doble, entre otros; además de molestias sistémicas (entre ellas, dolor de cabeza, náuseas y vértigo)”, señala el Dr. Raúl Swayne, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión, institución que supera los estándares de calidad al contar con niveles de satisfacción muy superiores a los de otras clínicas, según el promedio establecido en el informe de marcas 2021 de Arellano Consultoría..
Por esta razón, el oftalmólogo recomienda que los padres limiten el acceso de sus hijos a dispositivos electrónicos y videojuegos. “Hasta los dos años, el niño no debería tener ningún tipo de videojuego ni acceder a pantalla electrónicas; de tres a cinco años, podría acceder como máximo una hora diaria; de 6 a 12 años, máximo dos horas por día”, afirma.
Sin embargo, el uso de videojuegos –mientras no exceda el tiempo permitido– podría tener beneficios a nivel visual, como una mayor sensibilidad al contraste de los colores y coordinación entre los ojos. Asimismo, se han diseñado algunos juegos de video y terapias con realidad virtual para pacientes que sufren de ambliopía, enfermedad conocida como ‘ojo perezoso’ y que puede afectar a 4 de cada 100 niños.
“La ambliopía es la mala visión de uno o ambos ojos, debido a una falla en el desarrollo de estos. Se puede originar por estrabismo (cuando los ojos no están correctamente alineados), errores de refracción (miopía, astigmatismo e hipermetropía) o deprivación (cuando la luz del exterior no ingresa adecuadamente al ojo). Por ejemplo, la mayoría de los casos que se ven es por errores de refracción. En estos niños, cuando hay medidas muy altas, el ojo sano se desarrolla correctamente; pero, el otro no recibe la información necesaria, por lo que queda ambliope”, señala el médico oftalmólogo.
Si este desarrollo en el sistema ocular no se corrige hasta los ocho años usualmente, la visión será afectada de por vida, pues el ojo no aprendió a ver como debería. Por eso, el uso de lentes o una cirugía no solucionarán el problema a estas alturas.
“El ojo bueno va a compensar la baja visión del ojo ambliope (ojo perezoso), por lo que no se va a presentar ninguna sintomatología. Por eso, es importante la atención temprana con el oftalmólogo. Además, si detectamos que hay un ojo ambliope que no se corrige con lentes, se debe usar un parche u oclusión ocular en el ojo sano. Esto va a forzar a que el ojo ambliope se desarrolle y mejore su visión, llegando a ver igual que el ojo sano. Los videojuegos surgieron como una alternativa para estimular al niño a seguir este tratamiento. Siempre utilizando el parche en el ojo sano y dejando libre el ojo que tiene el problema”, indica.
El especialista también enfatiza que no cualquier juego de video es bueno para el tratamiento, sino que hay algunos que han sido diseñados con este fin.
¿CÓMO SE PUEDE DESCUBRIR SI UN NIÑO TIENE AMBLIOPÍA?
No todos los niños que tienen una medida visual alta son ambliopes. Sin embargo, hay problemas visuales anatómicos por los que sí se podría sospechar que el ojo no se está desarrollando bien. Algunas condiciones –como una caída de párpado, nistagmus (movimientos involuntarios del globo ocular) o catarata congénita (donde aparece una mancha blanca en la pupila)– deberían alertar a los padres.
“Si uno ve un problema externo, hay que acudir inmediatamente al oftalmólogo; ya que estos podrían requerir una intervención quirúrgica. Si no hay nada de eso, lo recomendable es llevarlo a una consulta oftalmológica al primer año de vida; posteriormente, hay que ir con el niño a un control cuando tenga tres años o tres años y medio, para ver si hay algún error de refracción. De hecho, muchos pacientes no van por ambliopía, sino que se hace el descubrimiento que son ambliopes en la consulta”, añade.