El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un tipo de trastorno de ansiedad y, por lo tanto, se caracteriza por estar asociado a la sensación de temor, angustia y estrés que repercute de forma negativa sobre la calidad de vida de la persona.
Actualmente el TOC es reconocido como una de las cinco enfermedades psiquiátricas más frecuentes. En Perú, entre el 2% y 3% de la población se ve afectada por esta alteración.
Si bien a nivel popular se le asocia al interés excesivo hacia alguien o algo, esta definición no es exacta. El TOC se produce cuando la persona queda atrapada en un ciclo de obsesiones y compulsiones.
Las obsesiones se manifiestan mediante la aparición de pensamientos, impulsos o imágenes repetitivas que aparecen sin que uno lo desee, desencadenando ansiedad y angustia; mientras que las compulsiones incluyen actos repetitivos a través de los cuales este mismo individuo intenta ignorar las obsesiones.
Los síntomas que padecen las personas con TOC varían de una persona a otra en su contenido. Estos son: obsesión sobre dudas acerca de un posible daño y la compulsión de comprobación; obsesión sobre temas prohibidos o inaceptables; y obsesión de contaminación o somática y la compulsión de limpieza o de protección.
En ese sentido, las opciones de tratamiento recomendadas desde un inicio son la Psicoterapia y la terapia farmacológica de forma individual o en combinación, dependiendo de la preferencia del paciente, así como de la presencia de síntomas de depresión que acompañen a la enfermedad.
Sin embargo, existe un 10% de pacientes que no responden a los tratamientos farmacológicos y de terapia conductual cognitiva. En estos casos es factible plantear otras opciones al paciente, entre ellas, la Terapia Electroconvulsiva, la Estimulación Transcraneal y la vía quirúrgica.
Cabe señalar que la Estimulación Cerebral Profunda también es una de las opciones de tratamiento quirúrgico para los pacientes con TOC severo e incapacitante que no ha respondido a los tratamientos previamente mencionados.
