Los hombres con dietas más ricas en grasas tienen menos esperma y de peor calidad, mientras que aquellos que ingieren más alimentos con grasas polinsaturadas (omega-3 presentes en el pescado y el aceite) tienen un esperma de mejor calidad. Así lo ha demostrado un estudio realizado sobre 99 hombres de Estados Unidos.
Cabe señalar que en diversos estudios han investigado antes el vínculo entre el índice de masa corporal y la calidad del semen, pero con diferente resultado. No obstante, se sabe poco sobre el potencial rol de las grasas de la dieta y la calidad del semen, por lo que el profesor Jill Attaman, investigador del Massachusetts General Hospital, decidió observar este fenómeno en hombres que habían acudido a una clínica de fertilidad.
Por ello entre diciembre de 2006 y agosto de 2010, su equipo interrogó a hombres sobre su dieta y analizaron muestras de su semen. Además, midieron los niveles de ácidos grasos en esperma y plasma seminal de 23 de los 99 varones participantes.
Los hombres fueron divididos en tres grupos, según la cantidad de grasas que consumían. Aquellos con mayor ingesta de grasa presentaban un 43 por ciento menos de esperma y una concentración un 38 por ciento menor, frente a los hombres con las menores ingesta de grasas.
La cantidad de esperma total se define como el número total de esperma en la eyaculación, mientras que su concentración es el número por unidad de volumen. Además la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el número total de espermatozoides en una eyaculación debería ser al menos de 39 millones, mientras que la concentración de espermatozoides debe ser al menos de 15 millones por mililitro.
En este contexto se descubrió que la relación entre las grasas y la calidad del semen estaba en gran medida condicionada por el consumo de grasas saturadas: los hombres que comían más grasas saturadas presentaban una cantidad de esperma total un 35 por ciento menor que los hombres que consumían menos y una concentración un 38 por ciento menor.
A su vez se vio que aquellos que tomaban más grasas omega-3 presentaba algo más de esperma (1,9%) formado correctamente que los de menores ingestas de omega-3