El virus estacional, un viejo conocido para médicos y pacientes, afecta tanto a los niños como a los adultos, especialmente durante los cambios bruscos de climas. Con la continua propagación de numerosos virus en la actualidad, muchos nos hemos preguntado y confundido sobre lo que podría estar afectándonos. Podría ser la gripe, el COVID-19 o un simple resfriado.
Pero ¿Cómo diferenciarlas de un virus estacional? El doctor Jordi Hidalgo, médico pediatra del Instituto Nacional de Salud del Niño, nos explica que los síntomas de este virus pueden incluir fiebre que dura de tres a cinco días, dolor de garganta, tos seca, malestar general y cefalea. A medida que los niños crecen, los síntomas pueden aumentar. Significativamente, la tos puede persistir por varios días e incluso hasta dos semanas. A diferencia de otros virus como el resfriado común, que no causa tanta fiebre y los síntomas solo duran unos pocos días, un virus estacional es diferente y persistente. En casos de este virus, se vuelve crucial prestar atención al tiempo que persisten los síntomas. Con el continuo enfoque global en la pandemia de COVID-19, es fácil descuidar o malinterpretar la presencia de un virus estacional. Sin embargo, estos han estado en nuestro entorno desde siempre, y son un factor común en el desarrollo de nuestro sistema inmunológico. La pregunta clave entonces es ¿cómo diferenciar entre el COVID-19 y un virus estacional? El Dr. Hidalgo señala que los síntomas proporcionan una orientación crucial en este aspecto. Mientras que el COVID-19 puede incluir una pérdida temporal del gusto o el olfato, tal variación no se observa en un virus estacional. El clima frío y el encierro de niños y adultos durante la época actual ha aumentado la susceptibilidad a estos virus. Y con una mayor exposición, vienen una serie de consecuencias. Nuestro cuerpo, tras enfrentarse a estos virus, genera defensas y fortalece su inmunidad. En la actualidad, los niños parecen estar más afectados, lo que preocupa a muchos padres. Sin embargo, cada infección superada es una victoria, ya que fortalece nuestras defensas inmunológicas.
Finalmente, es importante destacar que la automedicación, especialmente el uso indiscriminado de antibióticos, puede ser perjudicial. Al enfrentarse a un virus, el cuerpo debe generar sus propias defensas. El uso incorrecto de medicamentos puede debilitar este proceso y tener efectos adversos en la salud. En resumen, preste atención a sus síntomas, cuide su alimentación y evite el pánico o la desesperación. Con paciencia y cuidado, estos virus estacionales pasan, dejándonos más fuertes y mejor preparados para el futuro.