El Señor de los Milagros es una de las devociones religiosas más significativas en Perú y América Latina, con raíces que se remontan al siglo XVII en la ciudad de Lima. Todo comenzó cuando un esclavo africano pintó una imagen de Cristo crucificado en una pared de adobe en Pachacamilla, un barrio limeño habitado por esclavos. En 1655, un fuerte terremoto sacudió la ciudad, destruyendo gran parte de ella, pero la imagen de Jesús permaneció intacta, lo que fue interpretado como un milagro y fortaleció la fe de los creyentes.
¿POR QUÉ EL COLOR MORADO?
El color morado, asociado a las procesiones al Cristo Moreno, tiene sus orígenes en las Nazarenas, un grupo de mujeres que adoptó este hábito como símbolo de penitencia y devoción. Con el tiempo, el hábito fue adoptado por la Hermandad del Señor de los Milagros, que se encarga de organizar las procesiones que recorren Lima cada octubre, conocido como el "Mes Morado". El morado simboliza el sacrificio y sufrimiento de Cristo, pero también la esperanza y el consuelo, un mensaje que los devotos mantienen vivo a través de su fe.
Durante las procesiones, se emplean inciensos, cantos y flores, todos con un profundo simbolismo espiritual. El incienso, en particular, se utiliza para representar la elevación de las oraciones de los fieles. Cada año, miles de personas participan en estas procesiones, muchas de ellas vistiendo hábitos morados como muestra de humildad y gratitud por los milagros atribuidos al Cristo de Pachacamilla.
Esta devoción no solo se vive en Perú, sino también en diversas partes del mundo, donde comunidades peruanas rinden homenaje al Señor de los Milagros. Incluso el Papa Francisco ha destacado esta celebración, enviando un mensaje especial a los fieles que participan en las procesiones, pidiendo por salud, fortaleza familiar y fe.
