Felipe Tudela y Barreda, tiene 92 años y ella, Graciela de Losada Marrou, algo más de 77. Han vivido mucho, separados y juntos, y ahora simplemente piden –dice él– se respete su derecho a decidir su destino "hasta que Dios lo permita", lo que significa que desean, entre otras cosas, administrar su patrimonio.
Por eso se han casado, por eso han apostado por su unión, "después de 30 años de relación sentimental". Pero no todos comparten su decisión. Por lo expuesto por Tudela y Barreda, abogado con reconocida trayectoria en la diplomacia, son sus hijos Francisco Tudela van Breugel-Douglas y su hermano Juan Felipe los que están amargando esta última etapa de su vida, pues –según señala en una "carta pública de protesta" aparecida ayer en algunos diarios– "pretenden declararme interdicto para tomar el control de mi patrimonio". Un comportamiento que tacha de "moralmente inaceptable" y que "no se justifica de ningún modo".
Sus hijos, mientras, prefieren no responder. Su abogado, Enrique Ghersi, asegura que esa será la actitud que mantendrán durante todo el tiempo que dure el proceso judicial que desde el pasado 6 de noviembre –dos días antes del matrimonio– enfrenta la familia. Porque la demanda por interdicción "para proteger" –y no controlar, asegura el letrado a La República– el patrimonio de Tudela padre ya ha sido admitida a trámite por el Juzgado de Familia.
"Mis clientes lo que buscan es que haya una administración judicial de los bienes. No quieren que nadie se aproveche de un señor de 92 años", sostiene Ghersi.
A pesar del silencio de los demandantes se supo, eso sí, que el comunicado no cayó bien al ex canciller del extraditado Alberto Fujimori y su hermano, disgustados por ver que un tema privado ya se comenta en toda Lima.
La clave de la demanda radica en la demostración o no de la supuesta incapacidad de Tudela padre para manejar sus bienes. Y aquí es donde hay posiciones opuestas.
Felipe Tudela y Barreda, 92 años, padre del ex canciller fujimorista Francisco Tudela, y Graciela de Losada (77), con quien contrajo matrimonio hace unos días.
Según Ghersi, la demanda –tal y como estipula la ley– está sustentada por dos informes de un perito legal que aseguran que el padre del ex canciller no está en plenas facultades mentales. Los testimonios de familiares y personas cercanas al abogado, no obstante, no concuerdan con dicha opinión médica.
Fuentes muy cercanas a Tudela padre aseguraron a La República que éste muestra ciertas dificultades físicas propias de su edad (camina con algunos problemas y padece sordera) pero ninguna psíquica. Su nieta, incluso, que lo visita con cierta asiduidad, jamás ha comentado a sus allegados que su abuelo no sea una persona lúcida. Y lo mismo aseguran sus empleados y los funcionarios de la municipalidad de Magdalena del Mar que presenciaron el matrimonio.
Ahora el caso está en manos de la justicia. El proceso, sin embargo, puede durar aproximadamente un año, durante el cual el Juzgado de Familia deberá decidir –como medida cautelar– cómo se administrará el patrimonio hasta que haya un veredicto.
Demostrar su capacidad no será el único problema al que haga frente Tudela y Barreda los próximos meses. Sus hijos también han impugnado el matrimonio –es decir, piden su anulación– ante la municipalidad que los casó, alegando que no publicaron en prensa los correspondientes edictos, tal y como estipula la ley en estos casos.
Algo corroborado, pero también explicado, por la misma comuna de Magdalena del Mar, que asegura que los contrayentes alegaron motivos de viaje (uno de los supuestos legales admitidos) para ser exonerados del mencionado trámite.
La República buscó ayer a don Felipe Tudela en su domicilio, pero declinó hablar del tema. Muy a su estilo guardó elegante silencio y sólo una empleada suya respondió a nuestros llamados con un insistente "no están los señores, no atenderán a nadie hoy".
Pero, ¿por qué una persona de la trayectoria y renombre de Felipe Tudela ventilaría sus problemas personales y familiares en público? Todo indica, según sus allegados, que es por la cada vez peor relación con sus hijos. Especialmente después de casarse con Graciela de Losada Marrou, dama divorciada como él.
La prueba está –según dijeron– en lo que Tudela padre señala en el tercer y cuarto párrafo de su carta de protesta, en los que dice que sus hijos están en la obligación de respetar su decisión de haber contraído matrimonio civil, y les pide que no exijan más adelantos de herencia.
Este último punto ha sido confirmado por varias fuentes altamente confiables consultadas por La República que prefieren mantener su anonimato. Parece ser que en el caso concreto de Luis Felipe Tudela, que vive en París desde hace varias décadas dando conferencias y asesorando a entidades financieras, esas peticiones de dinero a su padre eran bastante frecuentes.
La herencia de Tudela padre, además, es cuantiosa. Tiene varios vehículos de lujo, nueve inmuebles en Lima (algunos de ellos en proceso de modificación documental) y dinero por determinar.
La boda se celebró sin la presencia de los hijos de Tudela y Barreda el 8 de noviembre. Ese día don Felipe y doña Graciela, junto con sus más cercanos amigos, recibieron en su domicilio de Magdalena a la jefa de Registros Civiles del municipio distrital, Andrea Cabana Tarazona, que llegó con un asistente.
Al mediodía, que era la hora acordada, la funcionaria dio inicio al acto. Parada al frente estaba doña Graciela. Sentado, vistiendo un terno oscuro con chaleco, don Felipe lucía emocionado. Lo rodeaban dos amigos de la pareja que hicieron de testigos. Al fondo de la sala, el resto de invitados.
Durante los 15 minutos que duró la ceremonia Tudela padre permaneció sentado. No parecía enfermo, pero sí nervioso. No requirió de asistentes ni nada parecido. La servidora municipal recuerda que el contrayente escuchó atentamente los artículos que antecedieron a la pregunta de si aceptaba libremente contraer matrimonio. Luego del "sí acepto" , firmó y dejó la huella de su índice derecho sobre el registro. Lo mismo hizo su esposa, doña Graciela, mientras los invitados celebraban el acontecimiento(Tomado de La Republica).