La banda delictiva que trabajaba junto al expresidente Pedro Castillo, organizaba un servicio de inteligencia y en todo este proyecto se encargaban de interceptar comunicaciones y espionajes a sus opositores.
La cabeza principal de esta banda era Jorge Hernández Fernández, apodado como el catalán, fue capturado por la policía nacional en su lujosa casa de la Molina, lugar donde hacía puesta de sus extravagantes vienes.
La policía descubrió que Hernández Fernández, alias el Catalán, convenció al ex presidente Pedro Castillo, de ser su alfil para atacar a todos sus opositores con una participación directa en lo que habría sido un grupo de investigación paralela promovido por Pedro Castillo.