La protesta política generó en violencia y esta trajo el dolor a Puno. Desde el centro de Juliaca se dio el último adiós a los muertos de aquel 9 de enero, desde un médico hasta tres menores de edad, en total 18 civiles muertos, según el Ministerio Público todos por proyectil de arma de fuego y un policía cruelmente quemado.
Todas las vidas perdidas no responden a un conflicto social, sino a una protesta política. El gobierno ahora busca conseguir la paz en medio del rechazo en Puno.
Los promotores de la violencia fueron capaces de incendiar un patrullero y llevarse la vida de un agente de la Policía Nacional de 29 años quien fue quemado vivo.
Violencia que ha desangrado al país, investigaciones en curso y peruanos contra peruanos, es el panorama que se vive en el país.