Hay quienes vieron en la emergencia sanitaria del coronavirus un negocio lucrativo en medio de la muerte. En los exteriores de algunos centros médicos de nuestra capital, trabajadores de funerarias ofrecen servicios indignantes para lucrar con el dolor de decenas de familias que perdieron a un familiar a causa del peligroso virus.
La muerte se convirtió en un nicho de un negocio vil e ilegal en nuestro país. El hoyo de la corrupción al que se encuentran expuestas miles de familias- desde ofertas de fotos del difunto hasta velatorios privados a fallecidos por COVID-19- cada día crece y se suman más personas a la repudiable tarea de obtener una “propina” a costa del dolor de los más vulnerables en plena crisis sanitaria.
DENUNCIE LOS ACTOS DE CORRUPCIÓN
En medio de la desesperación y el dolor, enfermeros, vigilantes y trabajadores de funerarias se aprovechan de la forma más vil e inhumana posible y se convierten en la gran mafia de corrupción que opera en la salud pública peruana.
Tenga en cuenta que si usted tiene conocimiento de estos actos de corrupción y no denuncia, usted se convierte en cómplice.