Los hay en casi todos los hospitales peruanos, los pacientes perpetuos. Adultos mayores, jóvenes, niños y bebés que estuvieron en un nosocomio por alguna dolencia a urgencias y, una vez estabilizados, fueron abandonados por sus familiares.
Los médicos prefieren no dar de alta a estas personas pues, por cuestión humanitaria, los mantienen hasta que alguien pueda acogerlos y no se queden abandonados en las calles; sin embargo, enfrentan el problema por la falta de camas para otros pacientes.
Esta es una dura y penosa realidad que se repite continuamente. Según el doctor Pedro Martín del hospital Dos de Mayo estas dolorosas historias demuestran una ausencia de la humanidad que resulta escalofriante.