Un policía en actividad, asignado a una comisaría, esconde un escalofriante pasado. Roy Edson Vergara Capuñay fue sentenciado el 2011 por embriagar y abusar de una niña de 13 años, la misma que luego fuera estrangulada y asesinada por su cómplice, John Cari Mamani.
Han pasado ocho años de este terrible crimen y ambos sujetos están en libertad, peor aún, uno de ellos es responsable de vigilar nuestra integridad desde la comisaría de Flor de Amancaes en el Rímac.
Al parecer, varias irregularidades en el proceso y la precaria condición económica de la familia de la víctima, habrían permitido que estos sujetos tuvieran penas sorprendentemente mínimas para el horrendo crimen cometido. Según especialistas, la condena para este homicidio y violación debió haber sido cadena perpetua.