El peatón también merece un espacio en la vía pública. Un crucero peatonal debería ser una de las zonas de mayor seguridad de las personas, la garantía de que en ese espacio los derechos de los peatones son asegurados.
Lamentablemente, eso no ocurre en nuestro país, pues día a día las personas deben lidiar con cruceros peatonales que casi nadie respeta y que, además, ciertos alcaldes construyen sin ningún criterio.
La movilidad peatonal vive en un ambiente hostil en el que existe una falta de cruces y accesos seguros en muchas calles. Esto es un reflejo que muestra que el peatón está subordinado al automóvil, es decir, en un segundo plano frente a los conductores.