Esta semana un inescrupuloso hombre ingresó con su vehículo de carga pesada a la zona protegida de las Líneas de Nazca. La huella, irreparable, que ha dejado su accionar ha quedado prácticamente impune, pues luego de que la policía detuvo al conductor del camión por unas horas, fue dejado en libertad y solo se le pidió el pago de 5 mil soles por haber destruido una parte milenaria de nuestra cultura y tradición peruana.
Según el abogado del Ministerio de Cultura, Jesús Peña, se han dañado tres jeoglifos con la intrusión del camión de carga pesada, conducido por Jainer Flores. Lamentablemente, la justicia peruana no ha resarcido de manera suficiente al perpetrador del daño.
El riesgo latente es la posible pérdida del título recibido como Patrimonio Cultural de la Humanidad otorgado por la UNESCO, si es que no hay una preservación constante de las pampas. Además, la historia de nuestra civilización podría estar en peligro no solo por inescrupulosos como Flores, sino por invasiones instaladas en zonas arqueológicas, la minería informal y la basura que atentan contra la preservación de nuestros vestigios culturales.