Esta semana cayó el cabecilla de toda una organización que se dedicaba a extorsionar a taxistas y colectiveros.
A todos los chóferes que laboraban en los exteriores del penal Lurigancho, se les obligaba a pagar una ‘inscripción’ de 100 soles, de ahí en adelante correspondía un pago diario de 5 soles para que puedan trabajar tranquilos en 'su zona'.
Si se negaban a hacer los pagos, les reventaban las llantas, rompían sus lunas o simplemente los agredían. Los que sí pagaban los cupos contaban en sus vehículos con una calcomanía a manera de distintivo.
Además del pago los obligaban también a comprarles tickets de polladas y/o ropa. El cabecilla, un delincuente conocido como ‘Popeye’, quien a pesar de haber estado en prisión por robo y asesinato fue liberado por exceso de carcelería.