La miseria, el abandono, junto a las frías garúas limeñas, parecen ensañarse con fuerza en nuestra ciudad contra seres humanos que lo han perdido prácticamente todo y que sólo hallan consuelo en las drogas y alcohol. Es bajo el puente Huánuco, entre otros, que algunos de ellos han encontrado cobijo.
Personas que dejaron de lado hace tiempo la esperanza y sobreviven a duras penas entre la basura recordando sus sueños, sus vidas.