Hace cerca ya de 80 años existe en La Molina un área dedicada exclusivamente al estudio genético de todas las variaciones de cuatro de las frutas más representativas de nuestro país: la chirimoya, la lúcuma, el mango y la palta. Plantaciones cuidadosamente seleccionadas, cuidadas a la largo de todos estos años con esmero, porque entre otras muchas cosas, contienen información genética invalorable sobre estas especies. Esta semana, sin embargo, nos hemos dado con la sorpresa de que este importantísimo banco de información genética, según denuncian trabajadores del INIA, está a punto de ser literalmente arrancado de raíz para construir en ese espacio oficinas del Ministerio de Agricultura.