Investigadores de la Universidad Nacional del Altiplano (UNA), de la ciudad de Puno, crearon un alimento alternativo para las truchas criadas en la zona, consistente en harina hecha con piel de ovinos y alpacas, que reduciría los costos de producción y tendría una mejor calidad que la harina de pescado.
Jorge Araníbar, profesor de la facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia que forma parte del equipo investigador, explicó que la iniciativa nació luego de observar en Chile cómo se empleaba provechosamente la harina de pluma de pollo en la alimentación de salmones.
Recordó que se comenzó con la investigación hace más de un año, pero al poco tiempo empezaron a ver avances. A la fecha han probado esta harina, llamada Pioval 2, en unas 9,000 truchas y con óptimos resultados en todos los casos.
“Hemos tenido dos ensayos, el primero en el proyecto Lagunillas con 4,500 truchas, en sociedad con Fondepes; y el segundo en el centro de producción de peces de la UNA, en Chucuito, con otros 4,500”, declaró a la Agencia Andina.
Remarcó, además, que se hicieron pruebas de digestibilidad en los peces, en los que se apreció que más de un 70 por ciento de lo digerido por el animal se queda en su organismo, lo cual resulta muy provechoso para su desarrollo.
Dijo que la harina de piel de ovinos y alpacas cuesta casi un 50 por ciento menos que la harina de pescado, utilizada actualmente para alimentar a las truchas: el kilo de la primera tiene un costo de 2.5 a 2.8 nuevos soles, y la segunda pasa los 4.50.
Precisó que el alimento no está dirigido a alevinos, sino a truchas en etapa de crecimiento 1 (de tres a seis meses), crecimiento 2 (de seis a nueve meses) y engorde (hasta el primer año), donde el truchicultor invierte más en la alimentación.
"Lo que se ha investigado obedece a la necesidad de la realidad en Puno para mejorar la producción. Tenemos más de 200 toneladas de pieles de ovinos y alpacas que se pierden al año, pero son muy útiles para las truchas”, manifestó. Araníbar refirió que el producto elaborado saldrá al mercado en agosto, luego de asociarse con una empresa local.
El perfil de la investigación fue presentado por un alumno de doctorado de la UNA. La universidad convocó a un concurso, y luego de obtener el primer lugar se contó con un fondo de 50,000 nuevos soles para su ejecución.
En el equipo investigador participan tanto docentes como alumnos. Hay profesores de medicina veterinaria, pero también de economía, química y otras especialidades, al considerar que se trata de una iniciativa de impacto socioeconómico.