Una mirada detallada a los homicidios por provincias revela focos críticos de violencia en lugares fuera del radar nacional. Según el Observatorio del Crimen y la Violencia, San Antonio de Putina (Puno), Pataz (La Libertad) y el Callao figuran entre las zonas con mayores tasas de asesinatos por cada 100 mil habitantes.
El Perú profundo también sangra
Aunque Lima concentra la atención mediática, la realidad es que provincias pequeñas con minería ilegal, como Zarumilla o Chepén, presentan cifras alarmantes. La violencia en estas zonas muchas veces está ligada al control territorial por bandas criminales o a la falta de presencia estatal efectiva.
El Callao, pese a ser parte del área metropolitana, figura entre los lugares con más homicidios en el último año. La criminalidad en esta provincia muestra que la violencia no solo se ubica en zonas alejadas, sino que también se enraíza en urbes cercanas al poder político y económico.
Pese a los múltiples estados de emergencia y demás medidas tomadas por el gobierno central y el Ministerio del Interior, la delincuencia se sigue abriendo paso y mermando a la sociedad en sus diferentes aristas.