La preocupación por la desaparición de la turista neerlandesa Amelia Romi, quien llevaba más de 30 días sin contacto con su familia, finalmente ha llegado a su fin.
Efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) lograron dar con su paradero en la ciudad de Cusco, donde Romi habría estado trabajando en un hospedaje tras sufrir un robo que la dejó sin sus pertenencias. La joven, que solo habla neerlandés, no pudo comunicarse con sus familiares ni comprar un nuevo teléfono, lo que complicó su situación.
El caso de Amelia Romi se tornó aún más preocupante debido a la falta de comunicación efectiva con las autoridades locales. La turista habría informado del robo en una dependencia policial, pero la falta de un traductor adecuado impidió que su denuncia fuera procesada a tiempo, dejándola en una situación de vulnerabilidad.
DIFICULTADES EN LA INVESTIGACIÓN POR BARRERA IDIOMÁTICA
La desaparición de Romi fue reportada a las autoridades peruanas por un funcionario de la cancillería de Países Bajos, pero la barrera idiomática dificultó la respuesta inmediata. Según el comandante Luis Cordero, jefe de la División de Investigación Criminal (Divincri) de Cusco, la falta de un traductor especializado retrasó la acción policial.
A pesar de estas dificultades, la PNP logró seguir el rastro de la turista, quien había estado buscando empleo en varios restaurantes y hospedajes de la ciudad para reunir dinero y poder regresar a su país.
Afortunadamente, la historia de Amelia Romi tuvo un final feliz. Tras pasar los exámenes médicos correspondientes, las autoridades peruanas establecieron contacto con la Embajada de Países Bajos para coordinar su retorno seguro a casa. Este caso, que podría haber tenido un desenlace trágico, resalta la importancia de mejorar la asistencia a turistas extranjeros en situaciones de emergencia en el Perú.
