Para reflexionar. El 31 de mayo del ya lejano año de 1970, fue un fatídico día en el que sucedió uno de los terremotos más catastróficos en la historia del Perú y el mayor del siglo en el hemisferio occidental, que afectó a más de 3 millones 140 mil habitantes con el trágico saldo de 66 mil 750 muertos.
Este año se cumplen 53 años del terremoto de Yungay, sucedido a las 3:23 p. m. con una magnitud de 7.9 grados en la escala de Richter.
El epicentro del sismo fue ubicado a 50 Km. de profundidad a 30 Km. al Oeste, entre Casma y Chimbote, en el departamento de Áncash, a 375 Km. al norte de Lima.
Este desastre natural sin precedentes marcó un antes y un después en el Perú, por ello el Gobierno de turno, creó el Sistema Nacional de Defensa Civil en el año 1972.
UN POCO DE HISTORIA
Durante el gobierno del expresidente Juan Velasco Alvarado en 1970, también llamado “Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada”, tuvo la ardua tarea de la respuesta ante el desastre y la posterior reconstrucción de las zonas afectadas por el sismo.
APOYARON CON MILLONES DE SOLES
La ayuda humanitaria fue dirigida por la Junta de Asistencia Nacional (JAN), quién se encargó de brindar asistencia a los miles de damnificados haciendo uso y distribuyendo millones de soles de la época que fueron destinados para hacer frente al desastre.
EL PARTIDO DE PERÚ EN MEXICO 70
Ese fatídico día, exactamente al medio día, se llevaba a cabo el partido inaugural del Mundial de Fútbol “México 70”, que despertaba el entusiasmo en toda la nación. Los pobladores de Yungay acostumbraban a juntarse para escuchar por radio los partidos y éste no fue la excepción.
Del mismo modo, ese día en la ciudad, el Circo “Berolina” ofrecía una función vespertina, por lo que familiares, profesores y alumnos asistirían a partir de las 3 de la tarde, a dicha función circense.
LOS "ÁNGELES VERDES"
Luego de ocurrida la tragedia la ciudad quedó completamente aislada, pues las vías de comunicación quedaron destruidas, socorrer a los heridos y llevar la ayuda humanitaria, era una tarea casi imposible.
La única opción para acceder al sitio era por vía aérea, pero no había un lugar adecuado para aterrizar, además, que durante varios días posteriores al desastre se mantuvo levantada sobre la ciudad, una espesa nube de polvo que hacía imposibles las operaciones aéreas.
Antes está problemática se decidió emplear paracaidistas, designándose a la 48va Comandancia de la Guardia Civil, denominados los “Sinchis”, acantonados en Mazamari de la región Junín.
En un primer momento fueron seleccionados sesenta (60) efectivos, con el transcurrir de los días llegaron a ser 114 efectivos que participaron durante la operación.
Los niños sobrevivientes, hoy adultos mayores, rememoran muchas vicisitudes, como que los pocos alimentos comenzaron a escasear conforme iban llegando más sobrevivientes.
DIOS ESCUCHÓ SUS RUEGOS
Fue el 3 de junio que, los niños empezaron a gritar, que Dios había escuchado sus ruegos y había enviado sus Ángeles, que por el color de sus ropas eran los “Ángeles Verdes”, que iban descendiendo del cielo y traían consigo alimentos y ayuda, dichos ángeles no eran nada más y nada menos que los paracaidistas enviados en la misión de rescate.
Entre las tareas realizadas por los “Ángeles Verdes”, estuvieron la remoción de escombros para rescatar heridos, entrega de alimentos, así como habilitar un área de refugio con carpas, seguridad contra el pillaje, entrega de medicinas, incluso según testigos, muchos de ellos tuvieron que aprender rápidamente a poner inyecciones, vacunar a la gente para evitar epidemias, hacer entablillados para tratar facturas debido a que no había médicos o enfermeros disponibles.
Otra de las tareas principales fue la de habilitar una pista de aterrizaje de emergencia para que la ayuda humanitaria pudiera llegar a la zona de la tragedia.
HONOR Y GLORIA
Estos héroes de nuestra policía honraron con su accionar el lema que los distingue: “Solo merece vivir quién por un noble ideal está dispuesto a morir”.