Alejandro Bustamante del Río, tiene 60 años es padre, es padre, abuelo y tecnólogo médico del hospital Guillermo Almenara del Seguro Social de Salud (Essalud) desde hace casi 40 años. Él trabaja en el Banco de Sangre de este nosocomio, donde se lleva a cabo, entre otras labores, las pruebas de compatibilidad previas al trasplante en donante de órganos.
“Faltaba poco para la nochebuena, yo estaba en casa con mi esposa e hija, quien en este entonces tenía siete añitos. Habíamos preparado nuestra cena familiar cuando el teléfono sonó, llamaban desde el hospital porque un trasplante estaba a punto de ocurrir y debíamos realizar las pruebas inmunoserológicas, algo indispensable”, recuerda el tecnólogo.
Su familia lo acompañó hasta el hospital y ahí pasaron la noche buena, felices porque juntos pudieron salvar la vida de otras personas. “No existe mayor satisfacción que eso. Uno se llena de esperanza y mucha tranquilidad. Esa fue, quizá, la mejor Navidad de nuestras vidas”, agregó Alejandro.
El servicio de un tecnólogo médico da vida, salud y recuperación. Si durante la pandemia usted fue a hacerse alguna prueba de descarte, era el tecnólogo médico quien lo esperaba cubierto con un equipo de protección que lo ponía a buen recaudo frente a un posible contagio. Ahí estaban ellos, en primera línea.
“SOMOS TAMBIÉN EL SOPORTE EMOCIONAL DE LOS PACIENTES”
La licenciada Roxana Cavero, tecnóloga médica en el área de tomografía en el departamento de diagnóstico por imagen del hospital Guillermo Almenara, tiene 51 años de edad y hace poco cumplió 25 años sirviendo a los asegurados en este centro de salud. Tiene una hija de 18 años, quien desde el vientre conoce el ambiente hospitalario y hoy siente orgullo por su madre, más aún por su calidez en la atención.
“Una vez una paciente comenzó a rezar mientras le hacía la tomografía. Terminado el procedimiento se puso a llorar y yo la abracé. Lamentablemente, las imágenes parecían comprobar un triste diagnóstico, pero no es sino el médico el único encargado de informarlo. Yo la vi muy triste y le dije que confiara mucho en Dios y siga para adelante”, recuerda con mucha nostalgia.
Por eso, Roxana resalta que los tecnólogos médicos no solo realizan los procedimientos, sino que acompañan al paciente, previa llegada del médico tratante y cuando este se retira, llenando espacios en los que muchas veces estos buscan a alguien para contar lo que sienten o piensan.
“No solo es involucrarse con la atención de los pacientes, sino también ser su soporte emocional. Recuerdo mucho a un abuelito, cuyo pulmón estaba dañado en casi un 80 %, prácticamente no se veía el pulmón”, cuenta la licenciada, quien lo miró fijamente a los ojos y con estos trató de sonreírle para transmitirle así mucha fortaleza.
Ellos son tecnólogos médicos del Seguro Social, quienes atienden a bebes recién nacidos hasta abuelitos mayores de 90 años y guardan historias increíbles, las mismas que lo hacen llegar temprano a diario, por más vidas que salvar.