La mayor celebración de la fiesta navideña huarina inicia con el nacimiento del hijo de Dios, precisamente la imagen del niño Jesús reposa en el pesebre, junto a María y José.
Los pastorcillos agitan una sonaja, con la que adoran al niño Jesús; llevan consigo ponchos y sombreros adornados con coloridas flores del campo; La malla o shicra que cubre la espalda, está adornada con una planta oriunda llamada wejlla.
Los pastores viejos o llamados rucusitos como Pascual y Venturo adoran al niño Jesús con sus interminables tertulias. Todos estos personajes utilizan mascaras debidamente elaboradas con anterioridad; ellos con su actuación sacan más de una sonrisa al público.
En Navidad, los maravillosos pueblos del Perú profundo, mantienen la esencia más genuina de la armonía religiosa.
Luego de muchos años, tras la pandemia se revivió esta colorida tradición dirigido por los docentes de las escuelas de la ciudad mishicanquina.
En la provincia de Huari en Ancash los pastorcillos, niños vestidos con coloridos atuendos inician la fiesta navideña con el sonido de instrumentos andinos y canticos; glorificando con adoraciones al niño Jesús, hijo de Dios. Ellos escenifican el pasaje bíblico del anuncio y adoración del nacimiento del salvador del mundo.
Estas costumbres andinas religiosas como los pastorcillos se resisten a perderse en el tiempo y la navidad en esta zona alto andina es una fiesta popular que coincide con el tiempo de mayor pastoreo.
Esta hermosa tradición data de muchos años, aquí los pastores sonajas en mano y cantando bajan a los pueblos, ellos llevan coloridos trajes adornados con hermosas flores. Mientras el personaje del diablo vestido con una máscara y alas, montado sobre un caballo también sigue el recorrido.
Los ángeles guían a los pastores camino a Belén. Durante el recorrido son tentados por el diablo; el mal que, como siempre, busca falsear y ensombrecerlo todo. El arcángel San Miguel, espada en mano, redime una batalla y derrota a satanás.
En esta celebración y adoración los pastorcillos de Acopalca, Cayas, Chinchas y Cajay también recorren las calles pueblerinas y las iglesias para su saludo al nacido niño Jesús.
En esta fiesta navideña los huarinos preparan amplios nacimientos con características andinas utilizando plantas nativas y madera para la construcción del establo que hospeda al hijo de Dios. Se decoran con viviendas rurales, imágenes de pastores y animales de diversos tamaños. Aunque otros elaboran los pesebres utilizando animales y personajes reales.