Durante dos años las celebraciones por Semana Santa se transformaron por la pandemia del COVID-19 en el mundo. Las actividades litúrgicas y costumbres de esta época pasaron a los formatos digitales y las misas y demás encuentros religiosos se transmitieron vía streaming, en donde los sacerdotes bendecían a sus comunidades a través de la virtualidad en tiempo real.
La pandemia del coronavirus suprimió la presencialidad durante dos años en la conmemoración cristiana anual, sin embargo, invitó a una reflexión profunda y a celebrar en otro contexto a la espera del anhelado reencuentro. Aquí algunos valores y lecciones aprendidas durante esta época:
- La oración y la solidaridad primaron durante la Semana Santa, ya que en plena pandemia miles de personas perdieron sus trabajos, otros se contagiaron y hay quienes perdieron la vida a causa del virus, es por ello que la oración y la solidaridad fue fundamental durante estos tiempo.
- Salud mental: nunca antes se había considerado tan importante como cuando llegó el coronavirus. Durante la Semana Santa, tiempo de reflexión, miles de creyentes pidieron por la salud mental, en especial de los más vulnerables, quienes eran los más afectados en la emergencia sanitaria.
-Fraternidad y esperanza: se ayudó a quién mas lo necesitó, la llegada de la pandemia provocó que miles de personas vivieran en la incertidumbre de no saber qué sucedería al día siguiente, pero también se alimentó la esperanza de que llegara el día en que toda esa incertidumbre quedara en el pasado.
-La transformación de una fiesta a lo largo de la historia: la fe fue fundamental para mantener viva esta celebración religiosa que no se detuvo, pero si se transformó.
