El reciente atentado en el centro poblado San Miguel del Ene, del distrito de Vizcatán (Junín) que dejó 14 muertos han estremecido e indignado a todo el país, pero a la vez dan cuenta de una realidad ineludible: el terrorismo sigue vivo en el Vraem.
Ahora no se hacen llamar Sendero Luminoso sino que se autodenominaron Militarizado Partido Comunista del Perú y son dirigidos por los sanguinarios hermanos Quispe Palomino, ellos ocupan una zona del Vraem desde 1999 pese a varias bajas en su organización.
Según la Policía, esta agrupación terrorista tiene alrededor de 430 integrantes de ellos, el 40% son hombres y el 60% son mujeres. Cuentan con poderosos rifles, fusiles, ametralladoras y minas artesanales capaces de hacerle frente a las armas militares y policiales.
Además, tienen panfletos subversivos y de aleccionamiento con dibujos de ametralladoras que ellos robaron en emboscadas pasadas. Para financiar su lucha constante contra las fuerzas del orden, estos grupos operan en alianza con el narcotráfico debido a que brindan seguridad en el transporte de la droga a cambio de financiamiento.