En Cañete, se produjo un violento enfrentamiento entre la policía y numerosos moradores de un centro poblado, que se negaban a ser desalojados.
Los agentes hicieron uso de bombas lacrimógenas ante el ataque de los miembros de las 100 familias que debían ser desalojadas, les lanzaban piedras y palos.
Pese a la resistencia y a las suplicas de los pobladores, la autoridad se impuso, todos fueron desalojados de sus precarias viviendas.