La Ley de Libro se aprobó en 2003 con el objetivo de fomentar la lectura en el país. La medida impulsada por el Gobierno otorgaba varios beneficios tributarios a las editoriales y a los agentes que participan en la comercialización de los libros.
La finalidad era que los precios disminuyan y las personas puedan adquirir más libros. Sin embargo, las estadísticas, recogidas por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) demuestran que, a pesar de tener beneficios tributarios, el precio de los libros no bajó, como se tenía previsto.
Al contrario, entre el 2011 y 2018, el precio de los libros aumentó en 28%. Este incremento es considerablemente superior a lo observado en países como Chile (7%) y Guatemala (10%), donde no cuentan con beneficios tributarios.
Según el informe del MEF, los principales beneficiarios, entre julio de 2016 a mayo de 2018, son tres grandes editoriales, que concentran el 51% de estos incentivos tributarios.
Por otro lado, se concluye que la elaboración de textos escolares es la principal actividad editorial de las empresas que se beneficiaron con la Ley del Libro, como Santillana, Corefo, Lexicom, Norma, entre otras.