Han pasado 46 años y la cultura de “Pepe el vivo” está más vigente que nunca. Porque, aunque parezca impresionante, esta actitud es vista por todos como la que califica al peruano de exitoso frente a las dificultades de hoy en día.
Y es que ya son 198 años de historia republicana y, al parecer, no hemos avanzado nada. Pero este no es un problema social reciente. La viveza es, tal vez, una de las realidades más tristes y antiguas de nuestro Perú.
Para el sociólogo Santiago Alfaro, las grandes diferencias sociales y económicas, sumado a la mala administración pública ha generado una cultura en la que muchos peruanos sienten que deben hacer lo que sea necesario por sobrevivir, pues absolutamente todo vale.
Como se recuerda, el personaje de "Pepe el vivo" nació en 1973, durante la primera campaña en los medios para tratar de crear conciencia tributaria, la cual ponía al fresco a ese peruano evasor de impuestos, que ya desde entonces rechazábamos ser.
Este es el caso, por ejemplo, de ese comerciante ambulante que prefiere ofrecer sus productos en la puerta de las galerías formales, porque así no paga impuestos, ni local y tiene más cerca a los clientes. Sin embargo, él no sabe que esa viveza es también el motivo de su fracaso.
Así que hoy mismo “Pepe el vivo” debería pasar al olvido, ya que solo así daremos ese paso que nos hace falta para vivir con mayor armonía y en una misma dirección.
