Para nadie es un secreto la terrible situación del transporte interprovincial en el país. Por ello, por más conmoción que nos causen accidentes cada vez más terribles como el ocurrido en Pasamayo, en el fondo no nos sorprendemos. La pregunta es ¿hasta cuándo seguirá esta situación?
Basta una breve investigación para encontrar que el tema no es nada nuevo y hay una amplia cantidad de información al respecto. En 2015, un artículo publicado por El Comercio con motivo de la Semana Santa (que no está muy lejos en el calendario) daba cuenta de la situación.
Los datos son claros: la tasa de accidentes de tránsito son el síntoma del desarrollo de un país. Who Traffic Deaths 2010 muestra cómo el promedio de muertes en países como Canadá, Reino Unido o Suecia, se eleva en forma dramática en lugares como Tailandia, Ruanda y, lamentablemente, Perú.
Por su parte, el Diario Gestión recogió un dato escalofriante en 2016: durante los 10 años anteriores, los accidentes en pistas y carreteras del Perú dejaron un saldo de 30 000 muertos: el equivalente a la caída de 100 aviones.
Incluso el presidente del Comité de Transporte Interprovincial de la fundación Transitemos, Luis Ramírez, llamó al nuevo gobierno de Pedro Pablo Kuczynski a abordar el tema con “decisión política” para darle solución.
¿Por qué se da esta situación? Tanto comunicadores como expertos consultados en ambos casos, esbozaron las posibles causas de la problemática que se pueden resumir en: la falta de un adecuado control y rol de las autoridades y la informalidad de las empresas.
En la galería que acompaña esta nota repasamos las razones expuestas como el primer paso para una reforma que, esperemos, no se posponga más por el bien de miles de vidas.