¿Quién es más inteligente: los perros o los gatos? La ciencia tiene la respuesta

El debate sobre si los perros son más inteligentes que los gatos o viceversa ha generado opiniones divididas entre los amantes de las mascotas. Sin embargo, expertos en comportamiento animal explican que la inteligencia no puede medirse de la misma forma en ambas especies, ya que han evolucionado en contextos distintos y han desarrollado habilidades diferentes para sobrevivir.

De acuerdo con el psicólogo Javier López-Cepero, director del grupo de investigación HABIER, la inteligencia en los animales debe entenderse como “la habilidad para resolver problemas” dentro de su entorno. Desde esta perspectiva, los perros han desarrollado una mayor capacidad de socialización y adaptación al entorno humano, ya que han sido domesticados por más de 40,000 años.

En contraste, los gatos solo llevan alrededor de 5,000 años conviviendo con los humanos, lo que ha hecho que conserven muchas de sus características naturales como depredadores solitarios. Gracias a esto, un gato tiene mayores probabilidades de sobrevivir en la calle que un perro, ya que cuenta con una visión aguda y habilidades de caza nocturna.

¿En qué destacan los perros y los gatos?

Si bien ambas especies han desarrollado distintos tipos de inteligencia, hay aspectos en los que cada una sobresale:

✅ Perros:

Gran capacidad de socialización y aprendizaje de órdenes.
Desarrollo de vínculos emocionales con los humanos.
Mayor disposición para el entrenamiento.

✅ Gatos:

Habilidad para cazar y sobrevivir de manera independiente.
Mayor agudeza sensorial, especialmente en la visión nocturna.

Gran conciencia espacial y territorial.

Stefania Pineda, especialista en medicina del comportamiento animal, señala que tanto perros como gatos comparten inteligencia en ciertos aspectos, como la conciencia de su entorno, la percepción de su propio cuerpo y la capacidad de reconocer emociones humanas.

Cómo estimular la inteligencia de tu mascota

Independientemente de la especie, los expertos recomiendan enriquecer el entorno de las mascotas con estímulos que favorezcan su desarrollo cognitivo. Los perros pueden beneficiarse de juegos que impliquen rastreo o resolución de problemas, mientras que los gatos disfrutan de actividades que simulan la caza, como perseguir objetos en movimiento.

“No debemos esperar que los perros y gatos actúen como las personas, sino que desarrollen su propia naturaleza”, concluye López-Cepero.