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Viernes, 15 de abril del 2022

Semana Santa: ¿qué pasó con la cruz donde murió Jesús?

Numerosos partes del mundo aseguran tener parte de la cruz de madera en el que Jesús de Nazaret fue colgado por los romanos.




La cruz donde Jesús de Nazaret fue sentenciado a morir se ha convertido en un símbolo importante para la religión cristiana, la iglesia católica y ortodoxas, porque refleja el sacrificio hecho por el “Hijo de Dios” en beneficio de la humanidad. En la actualidad, son muchos los templos a nivel mundial que aseguran tener trozos de esta madera.

En los primeros dos siglos del cristianismo, no hay una mención del destino de la cruz sobre la cual Jesús fue condenado a morir. Los primeros indicios a un posible hallazgo de dicho instrumento se encuentran recién en el libro “La historia de la Iglesia”, que habría sido escrito en el siglo IV por el obispo e historiador Gelasio de Cesarea. En el se menciona que fue Elena, madre del emperador romano Constantino, quien halló la llamada “vera cruz” en Jerusalén. 

De acuerdo con algunos versiones, Elena encontró tres cruces en el monte Gólgota, donde los Evangelios ubican la muerte de Jesús; con el fin de saber cuál era la verdadera, colocó a una mujer enferma sobre cada una de ellas, y la auténtica fue la que curó a dicha persona.

Otros mencionan que se identificó la cruz correcta porque era la única con señales de haberse empleado para una crucifixión con clavos que, según el evangelio de Juan, solo fue aplicada a Jesucristo en aquella tarde.

Pero, tradicionalmente, se afirma que una parte de la cruz fue llevada a Roma por Helena, mientras que la otra permaneció en Jerusalén. Con la expansión del cristianismo en Europa durante la Edad Media, diversos fragmentos pequeños de la cruz (lignum crucis) empezaron a ser llevados a varias iglesias.

Fragmento de la cruz de Jesús se conservan en la basílica de la Vera Cruz de Lima. Foto e información: La República

Por lo que existen trozos de esta reliquia en la basílica de la Santa Cruz de Roma, en la catedrales de Nápoles y Génova en Italia, en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, en España, y en muchos otros lugares. En Perú, la Basílica de la Vera Cruz de Lima contiene uno de estos fragmentos, enviado por el papa Paulo III en 1540.

Ante la abundancia de ‘lignum crucis’ en templos y monasterios de todo el mundo, el reformador protestante Juan Calvino sostenía que “si quisiéramos recoger todo lo que se ha encontrado (de la cruz), habría suficiente para cargar un gran barco”. Sin embargo, dicha declaración fue refutada por diversos teólogos y científicos, entre ellos el catedrático de la Universidad de Turín, Baima Bollone, quienes aseguran basándose en un estudio que, con la suma de todos estos fragmentos, solo se alcanzaría a reunir el 50% del tronco principal.

SU AUTENTICIDA SIGUE SIENDO DISCUTIDA

Candida Moss, profesora de la Universidad de Birmingham, explicó al medio BBC que “muy probablemente” ese no es el leño donde murió Jesús, pues pudieron pasar muchas cosas con él. “Por ejemplo, que los romanos la hayan reutilizado para otra crucifixión, en otro lugar y con otras personas”, señaló.

Mientras que Mark Goodacre, historiador de la Universidad de Duke, señala que estos relatos de la “verdadera cruz” surgieron ante el interés por las reliquias en los siglos III y IV, pues los primeros cristianos no mostraban tanto interés en conservar estos objetos como fuente de su devoción.


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