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Martes, 15 de junio del 2021

Sacrifican las piernas para poner el hombro: el suplicio de los adultos mayores en busca de una vacuna

El maltrato invisible antes de acceder a una dosis de vacuna en San Juan de Lurigancho. Pasamos todo un día junto a cientos de ancianos que a todo precio esperan vacunarse contra la Covid-19.




Por: Aarón Ramos Medina

 

Adultos mayores forman largas colas en San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado del Perú

 

Maltrato invisible. Para acceder a una dosis de la vacuna contra el coronavirus en el distrito más poblado del Perú (San Juan de Lurigancho), un adulto mayor promedio debe formar como mínimo siete horas de cola. Es decir, pasar la noche en la calle.

Bajo el frío limeño que concede la madrugada, Luis Sanchez (68) esboza una sonrisa. Se siente esperanzado, pero con menos fe que ayer, dice, sino fuera porque un instructor del Ministerio de Salud lo excluyó del grupo de los 500 elegidos, tras indicarle que ya no había más dosis de Pfizer en el centro de vacunación de la Universidad César Vallejo ubicado en Canto Rey. Y que por lo tanto, debía regresar al día siguiente.

En la fila, es uno de los cientos de ancianos que no ha alquilado un banquito. Una suerte de negocio temporal montado por los negociantes más hábiles que aprovechan los descuidos del Estado para ofrecer una estancia menos dolorosa. 

Se paga dos soles y el asiento de plástico se devuelve una vez llegada a la puerta de ingreso, pero a él le alcanza solo para su pasaje de regreso y 50 céntimos para alquilar un baño, en caso su vejiga exija con urgencia una debida atención.

El negocio de los banquitos se ha vuelto un emprendimiento callejero y jugoso en tiempos de covid en las afueras de los centros de vacunación para asistir a los cientos de sexagenarios que esperan como hormigas ser inoculados.

Hay uno que pide una rebaja de 1 sol, pero el arrendatario de asientos prestados, sin mirarlo, se marcha. 

Para una mejor idea de la distancia que hay entre la puerta principal y el último de la fila es como si una persona recorriera el Estadio Nacional dos veces, con la diferencia de que en lugar de mirar la vía expresa y el Campo de Marte, aquí uno se distrae mirando las pistas maltrechas, mientras conversa con amistades de un día.

A unos pasos, un anciano se tuerce de dolor y se inclina con aspaviento para masajear sus rodillas. Un joven se le acerca y le extiende un banco de auxilio. 

CONSECUENCIAS 

Los expertos de la salud sostienen que la postura de estar de pie de forma prolongada reduce el suministro sanguíneo a las extremidades inferiores; eso provoca los dolores musculares, sobre todo en adultos mayores.

Para el doctor Duccio Cáceres Jara, las consecuencias que genera estar de pie son dolores articulares, de espalda, fatiga muscular y várices de miembros inferiores. Quienes padecen más dolor son aquellos que tienen enfermedades como diabetes mellitus, hipertensión arterial, problemas cardíacos, músculo esqueléticos como artritis, artrosis, y sobrepeso.

Deberían de descentralizarnos. En Miraflores, San Isidro, los locales de vacunación están vacíos, no hacen mucha cola”, comenta alguien de la fila cuyas inquietas piernas parecen no resistir. Y no le falta razón. Solo en un escenario paralelo, el Gobierno de Francisco Sagasti instaló 15 módulos de 'vacunacar' en Magdalena, San Miguel, Miraflores, Chorrillos, La Molina, entre otros, exclusivamente para aquellos afortunados que llegan en un vehículo.

Vacunacar más grande del Perú en la playa Agua Dulce de Chorrillos - Minsa

 

La población adulta mayor en San Juan de Lurigancho registra poco más de 115 mil personas, la cifra demográfica más superior comparada a la de otros distritos. Sin embargo, pese a su mayoritaria población, solo cuenta con tres puntos de vacunación.

Hasta el cierre de este informe, se ha inmunizado en esta jurisdicción a más de 67 mil adultos mayores, es decir un 58% ha recibido al menos una dosis y un 26%, ya cuenta con las dos dosis.

Es mediodía y un manager que apoya al proceso de vacunación de la sede se pasea por la improvisada fila que rodea casas, losas deportivas y un arenal. Con su índice cuenta a un promedio de 500 adultos mayores.

Se detiene para comunicarle a los demás que según sus cálculos infalibles, ya no podrán ser vacunados hoy. Que ya no tengan esperanza. Con justificada preocupación se acercan los postergados a increparle que el horario de inoculación es hasta las 4 p.m. y que aún faltan tres horas, pero el joven admite que la hora prometida por el Gobierno no se está cumpliendo y que todo depende de la rapidez en que vacunen los enfermeros.

NO SE RESPETAN HORARIOS

“Les soy sincero. Lamentablemente no debería de haber un horario en la página web porque es por orden de llegada. Es una total falta de respeto que haya un horario cuando no se está cumpliendo. Sí hay vacunas, lo que falta es personal”, admite el propio trabajador que apoya al Ministerio de Salud.

Sus palabras parecen no convencer a más de 500 adultos que han quedado rezagados del grupo elegido y que de ninguna manera piensan abandonar el sitio que les ha costado horas de espera, incluso sacrificando el desayuno.

Se pasan la voz entre ellos. Hay quienes deciden renunciar a su puesto y con absoluto pesimismo confirman que regresarán mañana y, de ser posible, pasar la noche.

En la fila, también hay un puñado de ancianos confundidos y temerosos en saber que ya no podrán ser vacunados nunca más. “¿Ya no podré vacunarme, joven?”, pregunta una anciana ante la insuficiente información del Minsa.

Hasta el cerco de la puerta principal del centro de vacunatorio de Canto Rey, se han congregado familiares, adultos mayores desorientados para que les abran, o que, en el peor de los casos, les entreguen un ticket a fin de que al día siguiente puedan volver, y justificar que sus horas de espera no hayan sido en vano. No hay respuesta.

Al comunicarme con la encargada de Diris Lima Centro, me indica que es imposible repartir tickets porque “ya cometimos ese error en otro local de vacunación”, ubicado en San Juan de Lurigancho, y que eso solo generó disturbios.

La responsable admite que no están organizados, debido a que los horarios de la página webPongoElHombro.gob.pe” a cada adulto mayor, no se está respetando. Y que lamentablemente es solo por orden de llegada. Promete gestionar otros locales de vacunación.

Entre la desesperación y las protestas, hijos que acompañan a sus lánguidos progenitores, denuncian que un grupo de personas siempre hace cola desde un día antes para ofrecer al que mejor está dispuesto a pagar. No faltan los revendedores ante el absoluto silencio de los policías que resguardan el local.

En todo el país ya hay 5 millones 501 mil 937 personas que han recibido la segunda dosis de vacuna contra el coronavirus. En San Juan de Lurigancho, falta inocular al 41%, es decir poco más de 47 mil adultos mayores, que volverán mañana a formar incómodas colas sin la certeza de conseguir la medicina prometida.


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