Todos en algún momento hemos discutido con algún vecino del barrio y es que la convivencia no siempre es fácil, pero hay discusiones que a veces se salen de control convirtiéndose en verdaderas broncazas, ya sea por compartir el baño, el lavadero o simplemente por no soportarse el uno con el otro.
Estas grescas no tendrían porque darse, pues como personas civilizadas lo que debe primar siempre es el diálogo a la hora de resolver nuestras disputas.