Hoy conoceremos la historia Mia, una niña que cuando nació los médicos dijeron que solo viviría un año pero ya tiene cuatro. Mia vino a este mundo con una disgenesia cerebral, es decir, malformaciones cerebrales severas que le generan toda una serie de complicaciones que van desde convulsiones hasta problemas para respirar.
Milu, la madre de Mía, se dedica por completo a su hija y le brinda todos los cuidados que ella necesita. Mía debe consumir 22 pastillas diarias, la mayoría de estos son anticonvulsivos que, a decir de los doctores, sancochan el cerebro de Mía.
Mía, además, es oxigeno dependiente, por lo que requiere de un aparato que le ayude a botar los fluidos para poder oxigenarse mejor. Este implemento cuesta 2000 dólares, pero dado que Milu no trabaja y el sueldo de su esposo se va prácticamente en medicinas y la alimentación especial de Mía, no lo pueden adquirir.
La necesidad de este aparato convierte a Mía en una paciente electro dependiente, es decir, que requiere del suministro eléctrico de manera permanente, por lo que pide a las autoridades que la exoneren del pago de este servicio, como ya ocurre en Argentina, donde gracias a una ley esta clase de pacientes ya están dispensados de este pago.
Milu ve en Mía a una bendición de Dios, un ángel que llegó con un propósito a su vida. Milu no reniega de nada y asegura con total convicción que volvería a pasar por todo lo que ha vivido con tal de seguir siendo la madre de Mía, pues para ella Dios es maravilloso y cree ciegamente que el amor todo lo puede.
Mía requiere de muchos cuidados, lo que representa un gran desembolso económico para sus padres. Si deseas apoyar a esta familia de alguna forma puedes comunicarte al 997293771. Toda ayuda es bien recibida.