Ha pasado ya una semana desde el voraz incendio que devastó la comunidad shipiba de Cantagallo. Las familias damnificadas lo han perdido todo y ahora solo pernoctan en colchones ubicados en el suelo. Su casa ya no es de material rústico, ahora solo tienen una carpa de plástico como techo. Así pasan los días los más de 1000 afectados.
Es cierto que algunas organizaciones han hecho campañas para recolectar alimentos y abrigo, pero no es suficiente. Estas personas necesitan ser reubicados con urgencia, pues por ahora están en la urbanización Martinete, en Barrios Altos, una zona con alto índice de delincuencia.
Un equipo de La Batería llegó hasta el corazón de la zona afectada y pudo comprobar que los más vulnerables con esta situación son los niños y los ancianos, quienes están expuestos a enfermedades por pernoctar casi a la intemperie.