Víctor Hugo Dávila salió a las calles para poner a prueba el gusto culinario de los peruanos. Y para ello llevó un exquisito plato afrodisiaco que saltó a la fama por sus cualidades nutritivas.
Sí, nos referimos a la sopa de tripulina o simplemente sopa de criadillas. Una sustancia que está preparada nada más ni nada menos que con los testículos del toro. Sí, así como lo lees.
Muchos dijeron que no le temían a nada y hasta se animaron a probar este plato. Sin embargo, a la hora de la verdad simplemente no quisieron. No se pierda este divertido reto de La Batería.